El turismo enológico es un filón que los bodegueros de la provincia se afanan en explotar en estos tiempos de crisis. En Chiclana, Bodegas Velez, Bodegas el Sanatorio, Miguel Guerra y el resto de bodegas chiclaneras, se esfuerzan en generar todo el contenido referente a este turismo de calidad, que, además, supone un buen porcentaje de la cuenta de resultados de una empresa.
¿Cuál es el papel de una bodega dentro del sector turístico?
Ésa es una de las preguntas que pasan por la cabeza de todo aquel que desconoce que las visitas a Bodegas Velez y la venta directa de vinos a turistas supone un buen porcentaje de la cuenta de resultados. Este aspecto se cuida ahora más si cabe en medio de la crisis económica que atraviesa el sector vitivinícola gaditano.
¿Qué puede aportar el vino al turismo en estos tiempos en una provincia tan profesionalizada en el sector como Cádiz?
Nosotros somos un sector tradicional que sigue ejerciendo una actividad tradicional, tanto en Chiclana como en el resto de la provincia. Y esa forma de hacer las cosas, desde el proceso de elaboración como las instalaciones en las que seguimos trabajando, son susceptibles de ser conocidas por quienes nos visitan y además son cada día más apreciadas por su historia.
¿Cómo se decide Bodegas Vélez a empezar a trabajar el turismo enológico? (NW: sobre todo en esta situacion donde impera el turismo de playa)
Nosotros somos una de las instituciones más antiguas en el sector. Bodegas Vélez se fundó en el año 1857 y algo tendremos que decir al respecto de los procesos de producción de vinos. Podemos organizar visitas previa reserva, abrimos nuestras instalaciones al público en general, mostramos el procedimiento único de producción del fino, que es el que precisamente nos diferencia del resto de mercados vinícolas del mundo, y queremos hacer del enoturismo un puntal económico en estos tiempos de crisis que atraviesa el sector.
¿Cómo se articula esa intención en medidas concretas?
En estos momentos estamos intentando consolidar las visitas a la bodega, tenemos conciertos con algunos hoteles y sobre todo nos hemos integrado en la Ruta del Vino y el Brandy de Jerez, donde participan distintos tipos de establecimientos hosteleros, ayuntamientos y demás administraciones públicas.
¿Cree que el segmento del enoturismo está suficientemente consolidado?
En municipios con larga tradición vitivinícola como Jerez o El Puerto de Santa María llevan años trabajando con el turismo y han sabido vender muy bien la imagen de sus productos, sus marcas y el potencial de sus bodegas. Sin embargo, creo que en otras poblaciones también productoras de caldos desde hace décadas, como es el caso de Chiclana, aún tenemos que mejorar en la atención que se le presta a los turistas que llegan reclamando conocer un poco más este mundo.
¿Cómo se trabaja en este sector a medias entre la producción de vino y el atractivo turístico en otros países del entorno?
Hay algunas zonas productoras de vinos que nos llevan años de ventaja. Es el caso por ejemplo de Italia, que tiene empresas dedicadas a la producción vitivinícola que venden más del 60% de sus cosechas en venta directa a los visitantes y turistas que llegan para conocer sus instalaciones y viñedos.
Potenciación y productos
¿Qué medidas hacen falta para incrementar la llegada de turistas a las bodegas?
Al turista lo que más le llama la atención cuando nos visita es el tamaño de las instalaciones bodegueras, sobre todo el espacio que tienen y lo grandes que son. También suelen interesarse mucho los visitantes por todo lo que es el proceso de elaboración del vino. Creo que habría que incrementar las instalaciones abiertas a las visitas al público en general y que las administraciones locales se implicaran mucho más en la apuesta por el enoturismo.
¿Es el futuro Museo del Vino y la Sal que el Ayuntamiento de Chiclana tiene proyectado una idea acertada?
Sin duda, es una iniciativa buena, puesto que servirá para dar a conocer una tradición que cada día que pasa se va perdiendo, ya que el ladrillo ha podido con las viñas por su alta rentabilidad en los últimos años. Nosotros somos conscientes de que el turismo puede ser para el sector del vino una forma de remontar la crisis; de hecho hoy es ya uno los pilares para el sustento económico de muchas bodegas en el Marco de Jerez.
Por su experiencia, ¿cuáles son los vinos que más interesan a los turistas?
La mayoría de los turistas que llegan hasta Bodegas Vélez lo que vienen buscando es la variedad de vino moscatel y el amontillado; éste último tiene una alta graduación alcohólica que resiste muy bien los traslados a los países de origen. Poco a poco también va creciendo el interés por el fino.